Cómo son los vinos criados en el mar y por qué surgió esta técnica

La crianza de vinos en el mar modifica sus condiciones.
La crianza de vinos en el mar modifica sus condiciones.

Las bodegas encontraron una alternativa a la crianza tradicional y ya hay experiencias en muchos países. Qué características tienen estos vinos.

A lo largo de la historia de las exploraciones oceánicas, el hombre fue descubriendo barcos hundidos con todo tipo de tesoros. Por ejemplo, vinos. Muchos de ellos se conservaban en muy buen estado.

El último descubrimiento, por ejemplo, ocurrió en el 2010 en el archipiélago de Äland, Finlandia. Islas sobre el mar Báltico. Allí se encontraron 47 botellas de Veuve Cliquot de 1840.

Expertos de la bodega solicitaron una cata del vino y se sorprendieron por el nivel de conservación de las propiedades organolépticas, al punto que decidieron ellos mismos hacer reposar sus vinos en el mar.

A partir de ahí algunas bodegas comenzaron a pensar en crianzas bajo el mar. Por ejemplo, la bodega Chateau Larrivet-Haut-Brion, de Francia; Crusoe Treasure, en España o Viña Casanueva, de Chile. Hay experiencias en Italia, Australia y Estados Unidos, entre otras.

¿Por qué el mar?

Las condiciones en las que se cría un vino en la tierra son distintas a las del mar. Estas diferencias en el ambiente producen un resultado también distinto. El mar ofrece mayor humedad, ausencia de oxígeno y de luz, mayor presión y frío. Todas estas especificaciones permiten conservar con mayor eficacia los elementos del vino.

Por si te lo preguntabas, tampoco tiene impacto en el medio ambiente, ya que las bodegas que actualmente están utilizando este método tienen protocolos muy estrictos para que los productos tengan impacto cero en el ecosistema marino.

¿Qué los hace diferentes?

Principalmente, la crianza en el mar alarga las condiciones de vida del vino y los hace más profundos en boca.

Además, la crianza en el mar permite intensificar los aromas y sabores secundarios y terciarios, dando lugar a una muy leve presencia mineralizada o yodada en el gusto del vino. Esto lo hace más complejo, sin perjudicar su estructura.

Otra característica es que por los altos costos operativos que supone el proceso, la mayoría de estos vinos poseen un costo superior a los criados en barricas.

Independientemente de sus diferencias, un vino de crianza en el mar no tiene por qué ser mejor que uno evolucionado en la tierra. La diferencia contribuye a la complejidad de la industria y simplemente le agrega valor.

Sin embargo, lo que nació como un encuentro entre la historia y la modernidad, terminó generando una alternativa al tradicional método de crianza en barricas.

Está peculiar y romántica forma de criar el vino suma experiencias en el mundo y también interés. De hecho, algunas bodegas habilitaron la exploración de las instalaciones para hacer “buceo enoturístico”.

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