Nuevos proyectos vitivinícolas: cuatro vinos mendocinos para conocer y disfrutar

Desde dos Polos el proyecto de Pinot Noir desarrollado por el sommelier Mariano Braga y uno de los enólogos más destacados de la actualidad, Andrés Vignoni.
Desde dos Polos el proyecto de Pinot Noir desarrollado por el sommelier Mariano Braga y uno de los enólogos más destacados de la actualidad, Andrés Vignoni.

Experimentados profesionales y nuevos enólogos le han dado forma a productos originales y particulares en diferentes zonas de Mendoza.

Ya sea por el espíritu emprendedor que caracteriza a los argentinos o por las bondades y oportunidades que aporta cada nueva cosecha, año a año la industria vitivinícola se renueva con nuevos proyectos vitivinícolas. Desde la experiencia de profesionales del vino que buscan redescubrir varietales, aromas, sabores, terroir o técnicas de vinificación, hasta la incursión de nuevos enólogos, desde Guarda14 repasamos algunos de los proyectos que se han concretado desde Mendoza.

Una de las novedades de este 2020 nace de la unión de un sommelier y un enólogo. “Desde los Polos” es un Pinot Noir de los Chacayes, que presentó su cosecha 2019 con tres barricas que han dado alrededor de 700 botellas, por cierto, agotadas a tan solo diez días de su lanzamiento.

Los nombres que están detrás de este “proyecto de amigos” realmente entusiasman a los amantes de la bebida nacional. Se trata del sommelier Mariano Braga y uno de los enólogos más destacados de la actualidad, Andrés Vignoni.

“Es un hobby con mucha seriedad”, dijo Vignoni. “Nace fruto de la amistad, pero detrás está esta relación antagónica y co-protagónica del sommelier con el enólogo, que muchas veces está muy alineado y trabajando juntos por el vino argentino y otras se desencuentran. Es un poco eso: que se repelen y se atraen como el sommelier y el enólogo”, describió sobre el nombre elegido.

El enólogo de Viña Cobos lo define como “un Pinot Noir con personalidad”. “Es de un solo bloque, de una sola viña, está hecho casi sin intervención, con levaduras indígenas, con muy buena acidez, con fruta roja, con crianza larga. En todo eso encuentra mucha identidad. No es un Pinot que lo vamos a encontrar chato o liviano, más bien es elegante, pero tiene poder”.

Sobre la elección del varietal, Andrés aseguró que se dio por coincidencia: “Cuando empezamos no sabíamos qué hacer pero queríamos un vino que saliera del Malbec. Ambos coincidimos en que nuestra variedad preferida es el Pinot Noir. ‘Hagamos un Pinot que nos va a hacer felices y si no lo vendemos lo tomamos’, le dije a Mariano”, contó entre risas.

Si bien el varietal es una fija, el terroir de donde sale no. La idea del enólogo y el sommelier es cambiar el viñedo “interpretando cada año” para que “el estilo esté por sobre todas las cosas”. Por caso, la cosecha 2020 es de Gualtallary: “Fue un año cálido por lo que busqué un viñedo de más altura que pudiera respetar la frescura que es como el atributo principal de este vino. Es una viña de casi 1.400 metros”, cerró Vignoni.

Un tributo a Gualtallary

Gualtallary se ha convertido en una de las zonas mejor valoradas de la vitivinicultura argentina. Es por eso que Martín Kaiser, quien fue distinguido este 2020 como el “Vitivinicultor del Año” por Tim Atkin, decidió rendirle tributo con vinos varietales de alta gama. Malbec, Cabernet Franc, Riesling y Chardonnay fueron los elegidos que salieron a la venta con la cosecha 2018 con 30.000 botellas.

“Altaluvia nace del viñedo Aluvia, que para nosotros es un viñedo muy especial porque está ubicado en la zona norte de Gualtallary a 1350 metros de altura”, dijo el gerente vitícola de Bodega Doña Paula.

Kaiser explicó que “Gualta” se ha ganado su reconocimiento gracias a la conjunción de dos factores: por un lado, la altura y por otro los suelos aluviales próximos al río Las Tunas. “Gualtallary es la región más alta de las zonas cultivadas de Mendoza, con más de 2.000 hectáreas plantadas. A eso se le suman los suelos bastante especiales, son terrenos próximos a la cordillera con bastante pendiente, lo que determina que sean pedregosos y arenosos”, sostuvo.

El experto añadió algunas condiciones especiales a la zona norte de Gualtallary, lugar en el que se localizan los viñedos. "Hay una falla tectónica que ha provocado las Lomas del Jaboncillo que aislaron todo un sector de la influencia del río Las Tunas. Esto hace que estén protegidos de nuevos aportes aluviales lo que provoca que estos suelos vayan envejeciendo generando calcificación. El calcáreo, “caliche” o carbonato de calcio se acumula lo que provoca plantas con menos vigor, con madurez con una dinámica diferente y a los vinos le da una tendencia a las hierbas naturales, que suelen tener una nota mineral, y en boca tienen una textura más granulosa".

Para Martín Kaiser los vinos de Altaluvia son vinos para tomarlo tranquilo, con un grupo reducido de gente.

Un vino de guarda que resalta el “Terrunyo”

El gran desafío de Germán Di Césare, enólogo de Trivento, fue lograr expresar todas las cualidades del terruño mendocino de Paraje Altamira en un vino que mantenga el espíritu de los clásicos “Terrunyo” de la bodega chilena Concha y Toro.

Este nuevo proyecto nació en parte por la amistad de Germán con su colega chileno Marcio Ramírez: “Teníamos ganas de hacer un vino juntos y decidimos hacerlo con Terrunyo”. Si bien esta línea de la bodega trasandina está en el mercado desde hace más de 20 años, esta vez, cruzó la cordillera y a varietales que se dan muy bien en Chile, como el Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon y Carmenere, le sumó uno que representa a Argentina como el Malbec de Mendoza.

“Es un vino que está enfocado, como su nombre lo dice, al terruño. Es la expresión de un vino que viene de un viñedo en particular. En este caso es del viñedo Los Indios, ubicado en Paraje Altamira en Valle de Uco. Me tuve que amoldar a la coherencia que la línea tiene en Chile”, contó Di Césare.

Este Terrunyo Malbec 2016 es un vino de alta gama que muestra el lugar desde un punto de vista muy elegante, conforme describió el enólogo. Se trata de un vino de guarda con un potencial de hasta 15 años que tiene un reposo en botella de casi tres años y medio antes de salir al mercado. El volumen de producción para esta primera añada fue de poco más de 10.000 botellas.

Mucho más que “Pura Suerte”

Podría decirse que, por cosas de la suerte, Andrés Benites, Gabriel Portera y Leandro Río coincidieron en la carrera de enología en 2014. También el azar pudo haber jugado sus cartas en que entablaron una amistad en el segundo año de cursado y que a los tres hayan compartido la vendimia 2017 en Fincas Don Martino.

Pero el nacimiento de “Pura Suerte” no fue simplemente obra de destino, estos jóvenes enólogos de 25 años acompañaron ese guiño con talento, determinación y mucho compromiso. Así, después de esa primera experiencia juntos comenzaron a darle forma al proyecto que ha sido “su escuela” con un nombre inspirado en el tema homónimo de Patricio Ray y sus Redonditos de Ricota.

En octubre de 2019 salieron al mercado con su Pura Suerte Blend de Tintas 2018 (Petit Verdot, Mabec y Cabernet Sauvignon), un vino joven que busca contrastar con su origen de la primera zona vitivinícola de Mendoza, con uvas de Luján y Maipú, que se agotó completamente.

Para este 2020, el trío se puso un nuevo desafío, un Blend de Blacas 2020 (Viognier, Chardonnay y Sauvignon Blanc), del que elaboraron 1.200 botellas que están actualmente a la venta. Además, aumentaron el volumen de su tinto con 3.500 botellas y elaboraron un capricho de solo dos barricas que busca integrar su experiencia Estados Unidos y Australia con el Cabernet Sauvignon y Shyra.

“Nos abrimos camino un poco gracias a las redes sociales y el nicho al que apuntamos es ingresar en vinotecas que comercialicen pequeños proyectos como el nuestro. El palo en la rueda nuestra son los volúmenes”, comentó Leandro Río, uno de los tres enólogos a cargo del proyecto.

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