Día de la mujer: las enólogas que la rompen en el mundo del vino

De izquierda a derecha: Andrea Tansini, Martina Galeano, Agustina Hanna, Paula González y Sol Pippi.
De izquierda a derecha: Andrea Tansini, Martina Galeano, Agustina Hanna, Paula González y Sol Pippi.

En el marco de un nuevo 8 de marzo, charlamos con algunas jóvenes profesionales que se encuentran en puestos de mando en una industria todavía dominada por hombres.

Cada 8 de marzo, el mundo entero conmemora un nuevo Día de la Mujer. Instaurado en 1910 durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca, para promover la igualdad de género y el derecho al voto femenino, desde hace más de un siglo la fecha recuerda la lucha femenina por la igualdad y sus derechos.

Si nos vamos al mundo del vino, nos encontramos todavía una industria dominada por el género másculino, pero que desde hace años sigue visibilizando el trabajo de las mujeres, que quizás antes estaban relegadas a puestos de menor visibilidad. En este contexto, Los Andes habló por esta fecha con cinco mujeres que vienen haciendo un gran trabajo ya sea liderando enológicamente grandes bodegas de Argentina o en los puestos de primeras enólogas, abordando en su totalidad la elaboración de algunos de los vinos más reconocidos del país.

Con ellas hablamos no solo de su rol como mujer en la vitivinicultura, sino también su mirada acerca de la situación actual de la industria, los aspectos que todavía se deben mejorar, sus desafíos personales y más.

Agustina Hanna, líder enológica de Bodega Ruca Malén

- ¿Cómo ha sido tu experiencia para llegar a puestos de mando en la industria del vino?

- Desde mi lugar y experiencia, desde que empecé la carrera, mis grandes maestros fueron hombres, pero ser mujer nunca me fue una limitación. También se que la industria siempre ha sido muy masculina y si me pasó que cuando era chica y le conté a algunas personas que iba a estudiar Enología, si me han dicho: ‘¿Eso no lo hacen los hombres?’. Creo que fue mucho de actitud y de demostrar lo que uno sabe -que entre hombres y mujeres no debería haber diferencias, sino que lo que importa es la persona que hay detrás-, que fui ganando mi lugar. Eso me pasó a mí, pero sé de un montón de mujeres a las cuales el género sí le fue un límite.

Estoy orgullosa de formar parte de las mujeres que han tenido la posibilidad de ganar puestos de liderazgo y de todo el avance que ha habido en la industria. Gracias a grandes mujeres que nos abrieron las puertas, vamos ganando y somos cada día más. Se que es el resultado de mucho esfuerzo durante años por parte de colegas que supieron demostrar que ser hombre o mujer da igual, lo que vale es el vino, el esfuerzo y la pasión que hay detrás.

Me pasó que nunca sentí diferencias hasta el momento en el que me tocó liderar y la noticia fue que la persona que quedaba al frente de Ruca Malén era una mujer y joven. Ahí me cayó la ficha de que todavía tenemos un montón de camino para que el día de mañana no sea noticia que es una mujer la que está o no atrás de un vino, sino que el protagonismo sea una persona como tal.

- ¿Por qué crees que ahora se visibiliza más el trabajo de la mujer?

- Antes, al ser minoría, tampoco nos destacábamos tanto, porque generalmente las mujeres estaban más presentes en puestos de calidad o laboratorio. A lo largo de estos años y las mujeres que demostraron que somos capaces de liderar, cada vez tenemos más posibilidades de mostrar nuestro trabajo. Destaco la unión que hay entre colegas, como el Club de Mujeres Profesionales del Vino, que lo que busca es una red de colaboración entre nosotras. Y, aparte, en nuestra generación ya no se habla de géneros, sino que estamos todos peleando tras la bandera del vino argentino, tanto hombres como mujeres. Creo que responde más a un cambio cultural, donde se valoran más los equipos mixtos y la forma de trabajar de cada persona para que las cosas salgan bien.

- ¿Cuál es tu visión de la industria hoy en día?

- Si hay algo que nos destaca es la calidad. Sin dudas, Argentina ya está posicionada en ese sentido. Tenemos el gran desafío de atravesar esta coyuntura de cambios permanentes que se vive tanto a nivel nacional como mundial. Hay que seguir comunicando nuestro vino para acercarnos más a los consumidores y creo que tenemos también una responsabilidad y un desafío con el medio ambiente. Como productores tenemos que apuntar a la sustentabilidad y contagiar a los demás esa preocupación. Por otra parte, tenemos que seguir avanzando en cuanto al descubrimiento y desarrollo de nuevos lugares, zonas y varietales y seguir creciendo como productores.

- ¿Cuáles son tus objetivos como líder enológica de la bodega?

- Hoy en día el foco está puesto en potenciar a Ruca Malén como bodega y poder mostrar en lo que hemos venido trabajando estos últimos años que es el desarrollo de un nuevo portfolio y en seguir mejorando año tras año con el objetivo de lograr vinos de la más alta calidad.

A nivel personal, el desafío es no parar de aprender. Lo lindo del mundo del vino es que siempre descubrís cosas nuevas y el todo va cambiando. Lo que te lleva a no quedarte quieto, buscar la mejora continua e ir superándote día a día. Eso también es parte de mi filosofía, estar siempre pendiente de qué puede salir mejor día a día. Otra cosa linda que me pasa es que puedo acercar el vino a la personas a través de la comunicación y concientizar que es algo para disfrutarlo.

Agustina Hanna es la responsable de los vinos de Ruca Malén.
Agustina Hanna es la responsable de los vinos de Ruca Malén.

Sol Pippi, enóloga de Bodega Trapiche

- ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan hoy en la industria del vino?

- Creo que el principal desafío de nuestra industria es mantenernos al nivel que logramos alcanzar frente al mundo, posicionándonos con vinos de excelente calidad con precios que sigan siendo competitivos para la industria y que con todas las problemáticas económicas de nuestro país y a nivel mundial, no nos dejen afuera de un lugar que costó mucho alcanzar. Como argentinos, tenemos la ventaja de ser flexibles y adaptarnos a distintos escenarios, creo que hemos logrado una apertura en las formas de trabajar, se comenzaron a estudiar los suelos, las formas de elaborar los varietales que históricamente se usaron solamente para hacer vinos “masivos”, para hoy lograr insertarnos en el mundo siendo respetados y valorados como las grandes capitales del vino.

Si el contexto político-economico no está de nuestro lado, sumado a los años difíciles en cuanto a contingencias climáticas como este que estamos transitando, en donde afectó a todo Mendoza y otras zonas vitivinícolas del país, podremos dejar de ser competitivos y perder poco a poco este espacio ganado.

Por otro lado, otro gran desafío que tenemos es mostrar que no somos solo Malbec, que tenemos mucho potencial en lugares no tan tradicionales, como la costa Argentina, donde Trapiche fue una de las primeras bodegas en animarse a plantar viñedos cerca del mar. A parte de las zonas, tenemos otras variedades por potenciar, tanto de uvas blancas como el Chardonnay, Sauvignon Blanc, Semillon (que han aumentado su consumo notablemente en los últimos años y eso nos hace muy felices), y otras tintas como el Cabernet Franc, Garnacha, Syrah, Pinot Noir que hoy nos dan vinos de excelente calidad y que el consumidor todavía es un poco tímido en consumirlo, y creo que ahí nuestro desafío… lograr comunicar y llegar con estas propuestas distintas para que también podamos ser reconocidos por ellas. Considero que nuestra comunicación y llegada con todas estas propuestas que existen y son muchas tienen que ser explotadas al 100%.

- Durante mucho tiempo se ha dicho que la vitivinicultura es una profesión dominada por los hombres, ¿Cuánto ha cambiado?

- Podría decirte que ha cambiado, sí. Cuando yo comencé a estudiar el lugar “asegurado” que había para nosotras o el más común era el laboratorio haciendo los análisis físico-químicos de la uva y el vino. Mis primeras temporadas fueron en ese sector y hoy en día también lo agradezco porque aprendí un montón. Sin embargo, me acuerdo que yo quería estar en la parte operativa de la bodega (armando bombas, agregando insumos, etc.) y en ese momento no se veían muchas mujeres en la parte “dura” de la bodega. Eso con el tiempo si cambió, y hoy en día hay muchas mujeres liderando bodegas en la parte operativa, en el día a día, y eso es importante.

Yo tuve la suerte de comenzar en Trapiche como asistente de cosecha (famoso “pasante de bodega”) justamente en este sector de la bodega donde quería estar. Hoy, años después (ocho para ser exacta) me encuentro liderando al equipo junto con mi compañera y amiga Vicky Flores y me llena de satisfacción. Los mismos supervisores de bodega y operarios que hace unos años atrás me daban una orden de trabajo y me enseñaban cómo armar una bomba, hoy puedo guiarlos y acompañarlos en todas las tareas que nos tocan enfrentar dia a dia, con las nuevas tecnologías, con las nuevas formas de trabajar o hacer algún vino. Tenemos personas que llevan más de 30 años en la bodega trabajando de determinada forma, y uno de nuestros grandes desafíos es muchas veces mostrarles que no siempre las cosas las vamos a hacer “como siempre se hicieron”. En este sentido yo siempre me sentí muy respetada, tanto por mi equipo de trabajo como por mis jefes, que me dieron el lugar, que confían en mí y que siempre han confiado y me han guiado en mi trabajo.

¿Todavía quedan lugares y terrenos por ganar? Claro que sí. A veces seguís escuchado en algunos lugares “no que eso no lo haga, porque es mujer”, o temor de algunas colegas en enfrentar desafíos personales como la maternidad por miedo a perder lugares y trabajos que tanto les costó conseguir. Creo que esa sensación que todavía existe se tiene que trabajar mucho para sentirnos completamente libres y seguras de nosotras mismas.

- ¿Qué es lo que hacen distinto las enólogas que las ha llevado a ser cada vez más premiadas y reconocidas?

- Creo que el detalle que le damos a cada uno de los vinos que hacemos, nuestra susceptibilidad y la valentía de muchas mujeres a nuevos desafíos y a probar cosas diferentes, es lo que quizás logre que le demos una forma distinta a esta linda tarea de elaborar vinos (aporte que se da desde el viñedo hasta el vino en la botella, contemplando que son muchas las áreas y sectores que se unen para que los vinos sean de gran calidad, y es lindo encontrar en cada una de las partes de la cadena productiva mujeres liderando estos procesos).

Estoy en el Club Mujeres Profesionales del Vino (CMPV), un grupo conformado exclusivamente por mujeres profesionales de la industria de todo el país (ingenieras agrónomas, enólogas, sommeliers, entre otras), y la verdad que no existe una sola vez que cuando alguna tiene alguna consulta o duda en el grupo de wasap, siempre hay una (o varias) respuestas. Creo que esa red de contactos y soporte entre todas también nos ha ayudado a crecer como profesionales, porque no importa el lugar donde trabaje cada una, siento que ninguna se quiere “guardar” nada para sí misma. Saber que nadie tiene una receta mágica para hacer vinos, que cada una le pone su impronta personal, su experiencia, lo que aprendió en otro lugar, etc. En este grupo también cuando alguna consigue premio o mención se le da visibilidad y me encanta que eso suceda, porque te motiva dia a dia, a saber que estamos en este medio y decimos presente!

- ¿Qué puede mejorar en la industria vitivinícola argentina?

- Siempre se puede mejorar, creo que en todo lo que estamos haciendo podemos buscar aun mas la excelencia. Tenemos que lograr consistencia año a año de lo logramos como industria, y creo que seguir perfeccionándonos como profesionales, seguir investigando suelos, formas de trabajar los viñedos, mejorar y sumar tecnologías en las bodegas son todos aspectos en los que sin dudas podemos seguir creciendo y mejorando.

Por otro lado, en lo comercial creo que nos faltan conquistar muchos mercados y hay mucho trabajo por hacer. Muchas veces quedamos lejos de nuestros competidores por faltas de políticas de promoción o acuerdos comerciales en donde generalmente estamos en desventaja.

- ¿Cuáles son tus desafíos profesionales a nivel personal?

- Año tras año la cosecha siempre te pone sola los desafíos por delante, porque nunca una es una igual que otra. Creo que en lo profesional quiero tratar de exprimir al máximo cada una de las experiencias que me toque vivir, junto con las personas que tengo a mi alrededor de las cuales aprendo día a día, no solo a hacer mejor mi trabajo sino a ser mejor persona.

Me motiva saber que siempre se puede aprender algo nuevo, es lo divertido de hacer vinos, siempre esta lo que nunca te paso y tenes que ver como lo resolvés, y en general nunca tenes demasiado tiempo porque sino ya perdiste.

En lo personal, mi gran desafío es formar mi propia familia, en un futuro tener hijos… seguir sumando kilómetros por Argentina y el mundo…y que no se terminen los asados (y otras comidas ricas) y los buenos vinos con mi novio, mi familia y también las grandes charlas con mis amigas, que mientras más grandes somos y con los hijos de por medio, un gran desafío es juntarnos todas al mismo tiempo -risas-.

Sol Pippi
Sol Pippi

Martina Galeano, responsable de la enología de Casarena

- ¿Qué desafíos enfrentan hoy en la industria del vino?

- Los principales desafíos que tenemos son la inflación del país, sumado a un dólar oficial retrasado, lo que hace que la argentina como país pierda competitividad en el mercado externo. Sin embargo, seguimos teniendo una muy buena relación precio/calidad. Por otro lado, las trabas a las importaciones están frenando los insumos que nos impiden tener una producción mucho más ágil, lo que hace que la situación sea un poco más compleja.

- Durante mucho tiempo se ha dicho que la vitivinicultura es una profesión dominada por los hombres, ¿cuánto ha cambiado?

- Anteriormente ha sido una industria dominada por hombres porque la mujer ocupaba otro rol socialmente. Hoy somos un montón las que estamos trabajando en la industria del vino y otras industrias, por lo que es más frecuente ver a mujeres en roles gerenciales y liderando proyectos. Eso está muy bueno y refleja el crecimiento de la mujer en el campo laboral. Obviamente todavía quedan largos trayectos para que la mujer siga avanzando y sumando oportunidades.

- ¿A qué atribuyen el reconocimiento cada vez mayor que tienen las mujeres en la industria del vino?

- La continua capacitación y perfeccionamiento ayuda a tener más criterio y la innovación y buscar hacer vinos diferentes han llevado a tener muchas mujeres con vinos que se destacan y sobresalen del resto. Hay mucho intercambio también, que es algo muy bueno y positivo. Algo qué pasa en la industria del vino, que no se si se da en todas, es que es muy generosa y donde todos queremos que el vino argentino gane más fuerza, por lo que el intercambio y la comunicación permanente con otras bodegas hace que crezcamos todos.

- ¿Qué sienten que le falta a la industria vitivinícola argentina? ¿Qué podría mejorar?

-Falta apoyo a la exportación, creo que tendría que haber mejores acuerdos con los principales exportadores de vino argentino. También hubo un momento donde la industria se vio potenciada por inversiones de capitales extranjeros, algo que ahora se ha visto pausado y ha ralentizado el crecimiento. Por otro lado, es necesario el desarrollo de la investigación. Con mayor financiamiento se podrían llevar adelante proyectos que nos ayuden a resolver cómo mitigar el impacto del cambio climático en la agricultura mendocina.

- A nivel personal, ¿cuáles son los desafíos que enfrentan?

- Creo que es un año de muchos desafíos. Como enóloga de Casarena quiero que sigamos posicionando a la bodega como una referencia en Luján de Cuyo, haciendo vinos de alta gama, mostrando el potencial, la diversidad y riqueza de la primera zona. También queremos crecer en el mercado, esos son los desafíos.

Martina Galdeano está al frente de Bodega Casarena. - Gentileza
Martina Galdeano está al frente de Bodega Casarena. - Gentileza

Paula González, enóloga de Pyros Wines

- ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan hoy en la industria del vino?

- En mi opinión, el principal desafío es la adaptación a los nuevos consumidores, entendiendo sus demandas y acercando diversos estilos de vinos, que permitan a ellos optar por esta bebida de una manera más sencilla, sin tantos tecnicismos. A su vez, no podemos dejar de lado una gran problemática que hace a toda la industria: la falta de agua. Si bien muchos productores y empresas son conscientes de este tema y ya han adoptado medidas para reducir su consumo, es algo en lo que debemos trabajar de manera más consistente.

- Durante mucho tiempo se ha dicho que la vitivinicultura es una profesión dominada por los hombres, ¿qué lugar sienten que tienen hoy en día?

- Es cierto, los cambios a favor de la igualdad de oportunidades en el mundo del vino han sido muy lentos, pero hoy se evidencian y, como en casi todas las profesiones, la mujer tuvo que hacer un esfuerzo mayor para lograr un reconocimiento y un mejor posicionamiento pero por suerte eso ha ido cambiando en los últimos años.

Los cambios no han sido simultáneos ni lineales, pero se observan. Mirando hacia atrás, se ha avanzado bastante. Mirando hacia el futuro, queda bastante camino por recorrer para conseguir el objetivo de equidad.

- Cada vez más mujeres son premiadas con sus vinos y vos sos uno de esos casos, ¿qué es lo mejor que están haciendo?

- Creo que la visibilidad de la mujer en la industria y sus reconocimientos, está relacionado al trabajo minucioso desde el viñedo, aportando observación, esfuerzo y pasión en cada vino que elaboramos. Se trata de tener la sutileza de entender el terruño para poder expresarlo y llevar a los consumidores vinos con mucha personalidad y carácter.

- ¿Qué sienten que le falta a la industria vitivinícola argentina?

- Desde mi punto de vista creo que deberíamos trabajar aún más en la identidad como país a través de nuestros vinos. Estamos haciendo un gran trabajo de zonificación y explorando nuevas regiones vitivinícolas, pero sin dudas que Argentina no es sólo Malbec, si no que debemos apostar a redescubrir algunos varietales.

- A nivel personal, ¿cuáles son tus desafíos?

- No me caben dudas que haber elegido esta carrera me hace muy feliz y es donde pongo mi mayor pasión y donde dedico la gran mayoría de mi tiempo; pero sin dudas que es una profesión en la cual se requiere mucha dedicación principalmente durante los meses de vendimia, lo cual implica varias horas fuera de casa y alejada de la familia.

Paula González, enóloga de Pyros Wines de San Juan. - Foto: Mariana Villa / Los Andes
Paula González, enóloga de Pyros Wines de San Juan. - Foto: Mariana Villa / Los Andes

Andrea Tansini, primera enóloga de Doña Paula

- ¿Qué es lo más desafiante del vino hoy como industria?

- Actualmente los principales desafíos que enfrenta la industria del vino tienen relación con conseguir mano de obra y el efecto del cambio climático que ha causado temperaturas extremas. Esto nos ha obligado a adaptarnos en los procesos de producción que finalmente ha repercutido en los vinos. Debemos ser más rentables, los productores tienen poco o nada de subsidios para afrontar la difícil situación que dejó la pandemia, sumado a la falta de agua y las contingencias climáticas que hacen que migren a otras actividades. Un ejemplo de ello es que este año tuvimos que partir el proceso de vendimia tres semanas antes debido al calor extremo que se ha vivido esta temporada.

- ¿Qué lugar crees que tiene la mujer en la enología?

- De a poco hemos visto cómo se han ido abriendo puertas. Hace algunos años resultaba difícil imaginar a una mujer al mando de una bodega, liderando un equipo de sommeliers o en cargos gerenciales de una compañía vitivinícola. Pero hoy, vemos no sólo enólogas sino que también otros cargos. En el caso de Doña Paula, por ejemplo, contamos con una operaria responsable del manejo y trabajo de nuestras barricas y en temporada de cosecha con varias Técnicas en formación académica.

- ¿A qué atribuyen el mayor reconocimiento que tiene hoy en día?

- Nosotras hemos ido ganando protagonismo, pero todavía falta que nos den más espacio. No es que seamos mejores que los hombres, sino que en general es una industria más tradicional y conservadora desde el punto de vista de género. Hoy tenemos más visibilidad donde hemos podido reflejar nuestro sello en el trabajo que se ve reflejado en la obtención de distintos reconocimientos.

- ¿Qué podría mejorar la industria argentina del vino?

- Argentina es un país que se conoce a nivel mundial por contar con mucho potencial, aquí se pueden desarrollar excelentes vinos, pero lamentablemente no acompañan las políticas económicas actuales. Respecto del Malbec, por ejemplo, creo que tenemos que ser innovadores en cuanto a estilos y presentaciones. Este varietal cuenta con la ventaja de que se puede adaptar desde los vinos frescos y frutados hasta grandes vinos de guarda. Pasando además por los rosados y espumantes.

- ¿Cuáles son tus desafíos profesionales?

- Hoy nuestros vinos se adaptan a los distintos perfiles y situaciones de consumo que existen. Desde vinos más frutados para consumir todos los días, a vinos de guarda para tomarlos en ocasiones especiales. En este marco, considero muy relevante seguir aprendiendo y perfeccionándome sobre el mundo del vino, nuestro foco son las personas, por lo tanto, mi desafío es lograr crear vinos que se adapten a las necesidades de cada consumidor.

Andrea Tansini de Bodega Doña Paula.
Andrea Tansini de Bodega Doña Paula.

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