Enoturismo: la temporada está teniendo un buen repunte después de la pandemia

Foto: Mariana Villa / Los Andes
Foto: Mariana Villa / Los Andes

Muchas bodegas adaptaron su propuesta para el público local y nacional, aunque están recibiendo algunos turistas internacionales. Los números crecieron, como también los tickets promedio

Con la llegada a la provincia de unos 220 mil turistas en la primera quincena de enero y una ocupación del 84%, las bodegas están recibiendo una buena cantidad de visitantes, que buscan caminar los viñedos, conocer cómo se elabora el vino y, por supuesto, degustar las etiquetas de cada marca; como también disfrutar de la propuesta gastronómica que varias de ellas ofrecen al aire libre.

Las opciones de enoturismo son variadas: desde la posibilidad de realizar un recorrido gratuito, pasando por diversas degustaciones, hasta llegar a menúes de varios pasos. Y si bien en muchos casos estaban pensadas para los turistas internacionales, con la pandemia se ajustaron a los requerimientos del público nacional y también de los mendocinos. Aunque aún no recuperan los valores previos a la pandemia, desde las bodegas aseguran que están recibiendo un buen número de visitantes y esperan que la afluencia se sostenga hasta después de Semana Santa.

Francisco Jurin, responsable de hospitalidad de Bodega Lagarde (en Mayor Drummond, Luján), comentó que la temporada primavera-verano está siendo muy buena, con la llegada de muchos visitantes nacionales, a lo que ha ayudado el programa Pre-Viaje. Y si bien ellos no están adheridos, sí aceptan la tarjeta de reintegros.

La mayor parte de los turistas, sumó, proviene de las principales provincias del país, sobre todo de Buenos Aires, y en particular se trata de familias. El movimiento comenzó a notarse en noviembre, con la atracción que generaron algunos recitales. Pero también han empezado a recibir algunos brasileños y, en los últimos días, estadounidenses, pese a que señaló que la pérdida de conectividad y los requisitos para viajar entre países por el Covid no contribuyen a que lleguen más.

Jurin señaló que el fin de año superó las expectativas que tenían, en parte porque venían de varios meses difíciles, aunque el clima del invierno pasado, que no fue tan frío, les permitió colocar mesas afuera. De a poco, añadió, el ticket promedio ha ido subiendo, más allá de que tuvieron que reinventar varios productos para ofrecerlos al mercado local.

En cuanto a las propuestas para los visitantes, Bodega Lagarde ofrece dos menús de varios pasos con un maridaje guiado por sommeliers –uno de siete y otro de cuatro-, que incluyen el recorrido por la bodega. Esta es la más elegida por los turistas nacionales y extranjeros, ya que permite conocer “un poco de todo”. Pero también hay otra, que sumaron con la pandemia, de menú a la carta, con la opción de acompañar entradas, principales y postres, con una botella de vino, una copa o degustaciones; y que es la que más atrae a los mendocinos.

El restaurante, que tiene las mesas en el jardín, debajo de dos moras antiguas y a pasos del viñedo, abre de lunes a sábado al mediodía, y también los viernes y sábados para cenar, con la misma propuesta. Se recomienda la reserva previa para asegurarse un lugar. Además, de lunes a viernes, a las 10, se puede hacer sólo el recorrido y degustación.

Bodegas Caro se encuentra en plena zona urbana de Godoy Cruz, contigua a la plazoleta Escorihuela, y esto ha sido un elemento que atrae a los visitantes que no cuentan con movilidad. Sin embargo, Gianina Mozzicafredo explica que, antes de la pandemia, más del 90% de los turistas que los visitaban eran internacionales y llegaban a través de agencia.

Por este motivo, además de que los vinos no son de los más económicos, abrir para el turista nacional era una apuesta. Lo cierto es que hoy, el 90% de quienes realizan la visita guiada y degustación son argentinos, desde los 25 a los 70 años, y, si bien siguen llegando por agencia, también reciben cada día algún “walk in”; es decir, personas que llegan sin reserva. De todos modos, el número es más bajo que el de antes de marzo de 2020.

Mozzicafredo detalla que, en este momento, tienen una carta acotada a tres vinos malbec y cabernet, y que se puede degustar los tres o agregarle un maridaje con chocolates especialmente elaborados para estas etiquetas. También está la posibilidad de probar las cosechas antiguas de Caro.

Y un detalle que otorga atractivo a la visita –además de su amplia cava que no se puede adivinar desde el exterior-, surgió de la “debilidad” de la ubicación. Es que, como los viñedos no están junto a la bodega, decidieron ofrecer una experiencia de realidad aumentada, para que los visitantes puedan conocer el ciclo vegetativo de la vid, gracias a una aplicación.

Gastón Petrich, de Bodega Familia Cecchin (en Russell, Maipú), cuenta que, por la pandemia, cerraron el restaurante y el hospedaje, pero están recibiendo entre 70 y 80 personas cada día, lo que es un número importante para una bodega pequeña y familiar. Entre ese público hay jóvenes interesados en los vinos orgánicos que elaboran y turistas de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, que van a Bodegas López –también en Maipú- y les recomiendan pasar por Cecchin para conocer sobre vitivinicultura orgánica.

A los viajeros, detalla, los invitan a recorrer los viñedos, para explicarles el diferencial en el cultivo de vides orgánicas, y la bodega, para que conozcan la particularidad de la elaboración y las certificaciones. La visita, de unos 40 minutos, es gratuita, pero se puede concluir con una degustación y elegir entre tres tipos de vinos, desde básicos hasta alta gama; todos certificados.

Petrich explicó que decidieron mantener la posibilidad de visitar de manera espontánea, de lunes a sábado, de 9.30 a 17.30. También comentó que este año ha aumentado la cantidad de personas que llegan de modo particular, no a través de agencias. De hecho, varios se toman el metrotranvía y se bajan en la estación Gutiérrez, donde, a menos de una cuadra y media, está Wine and Ride, un emprendimiento de alquiler de bicicletas, que se encuentra a unos 3 kilómetros de la bodega. Además, Cecchin está cerca de dos olivícolas, por lo que es posible conocer dos industrias en un mismo paseo.

En cuanto a las expectativas, manifestó que esperan mantener este nivel hasta mayo, aunque con el recambio turístico bajó un poco la afluencia. Y pese a que no alcanzan todavía los niveles de temporadas pre pandemia, la comparación con los últimos dos años es favorable.

Vanina Manini, del área de turismo de Viña Las Perdices (en Agrelo, Luján), cuenta que implementaron las visitas hace dos años, pocos meses antes de la pandemia y tuvieron que cerrar. Y este verano recién están comenzando con fuerza en la segunda quincena.

Pero el arranque tardío está dando sus frutos, ya que tienen mucha demanda –de argentinos, pero también algún brasilero y norteamericano-, a pesar de que no son tan conocidos aún en el circuito turístico. Sin embargo, los contactan personas que conocen la marca y quieren visitar la bodega. Esto, al punto que ya están teniendo consultas para el fin de semana de carnaval.

La bodega ofrece tres alternativas de degustación, de diferentes vinos, en algunos casos con quesos y chocolates. Manini acotó que también les preguntan por menúes, ya que el año pasado implementaron picnics, pero este año prefirieron ser cautos hasta conocer el movimiento de la temporada.

COMPARTIR NOTA