Día del Enólogo: el desafío de educar las nuevas generaciones y el imborrable legado de Francisco Oreglia

El Padre Francisco Oreglia fue el impulsor de la creación de la Facultad Don Bosco de Enología. - Gentileza Obra Don Bosco
El Padre Francisco Oreglia fue el impulsor de la creación de la Facultad Don Bosco de Enología. - Gentileza Obra Don Bosco

El cura salesiano fue clave en la creación de la Facultad Don Bosco de Enología hace casi sesenta años. Su legado sigue vigente incluso fuera de Rodeo del Medio y sus libros siguen siendo fuente de consulta.

Este 5 de mayo, como sucede desde 2005 por la sanción de la Ley 7357, celebramos una vez más en Mendoza el Día del Enólogo. La fecha rememora la creación en 1897 de la Escuela Nacional de Enología, de la que egresaron los primeros enólogos del país. Pero si hablamos de un antes y un después en la educación enológica, no podemos dejar de nombrar a Francisco Oreglia, el “Padre de la Enología de Argentina”.

Como lo cuenta el libro “Il vino si fa così”, este sacerdote salesiano oriundo de Córdoba llegó a Rodeo del Medio, Maipú, para cumplir con sus labores eclesiásticas, algo que sin saberlo cambiaría gran parte de la historia de la vitivinicultura argentina. Allí fue alumno de enología y, posteriormente, profesor de la escuela donde transcurrió su vida. “La elaboración del vino es ciencia, pero también debe ser arte”, definía Oreglia a la enología.

Aunque la Obra de Don Bosco ya había iniciado hacía rato -este año se cumplen 120 años de trabajo-, no fue hasta 1965 y por impulso del Padre Oreglia que la educación que se brindaba allí logró el carácter universitario. El cura sentía que la enología había avanzado tanto como cualquier otra tecnología y para esos tiempos no bastaban los conocimientos secundarios para cumplir con las exigencias de la industria.

Fue así que luego de realizar todos los pedidos a los superiores mayores de la Congregación Salesiana en Roma, comenzaron a gestionar la creación de la Facultad Don Bosco de Enología, la primera de Latinoamérica en formar en esta ciencia. Un título que logró el 31 de octubre de 1965.

El sacerdote fue parte fundamental de la historia de la enología en Argentina. - Gentileza Obra Don Bosco
El sacerdote fue parte fundamental de la historia de la enología en Argentina. - Gentileza Obra Don Bosco

Por su trayectoria recibió numerosos honores. Fue distinguido en 1955 como miembro correspondiente extranjero de la Academia Italiana Della Vite e Del Vino, con sede en Siena. En 1958 es nombrado miembro de la Comisión Ministerial (Educación SNEP y Secretaría de Agricultura Enseñanza Agrícola) representando a la Congregación Salesiana, para la provisión y reestructuración de los planes y programas de estudios de las escuelas de agricultura de la Nación y de las agrotécnicas (1964); Miembro de la Comisión Técnica de la Unión Internacional de Enólogos con sede en París. Presidente de la Comisión Asesora Honoraria de la Intervención al Instituto Nacional de Vitivinicultura. El 28 de Septiembre de 1986 le confirieron posteriormente el Premio Nacionale “Piemontesi in Argentina”. Entre otros muchos honores.

Demostrando que era un adelantado a su tiempo en varios aspectos, Oreglia decía que “...siempre será verdad que el mejor vino es el más natural”, algo que refleja lo que sucede con la enología del día de hoy.

La continuidad del legado

Luego de su fallecimiento el 5 de agosto de 1987, sus conocimientos siguieron siendo “palabra santa” para la enología argentina y aún en las aulas de la Facultad Don Bosco se siguen estudiando de sus libros.

“Venimos trabajando en un proyecto para reimprimir los libros de autoría del Padre Oreglia, a pesar de la cantidad de años que han pasado, hay temas que no pierden actualidad y el conocimiento de esos libros sigue vigente”, comentó Raúl Tornello, decano de la Facultad Don Bosco de Enología y Ciencias de la Alimentación.

Para Tornello, quien lleva más de 30 años de trabajo en Don Bosco, “es un orgullo, una satisfacción personal y una responsabilidad continuar con la educación de nuevos enólogos”.

Rescatando la visión y muchas veces preguntándose “qué hubiese hecho el Padre Oreglia”, el equipo docente trabaja con la responsabilidad de saber que los egresados de su facultad cuenta con un posicionamiento muy importante a nivel local, nacional e internacional.

“Nos sentimos muy orgullosos de nuestros egresados y estudiantes. Más allá de las características que va teniendo el estudiante a través del tiempo, los equipos docentes se han adaptado a las enseñanzas que se demandan. Estamos muy conformes y muy satisfechos porque las nuevas generaciones van siguiendo los pasos de las primeras generaciones y mejorando las bases”, destacó el decano.

“En la extensión de la vitivinicultura de la enología y la vitivinicultura a lo largo y ancho del país siempre está presente algún egresado de la facultad Don Bosco”, resaltó.

Más allá de Rodeo del Medio

La formación de profesionales en la enología en Mendoza se extiende mucho más allá del departamento de Maipú. También desde 1965 y un poco más cerca del Gran Mendoza, en la Universidad Maza -que este mes de mayo cumple 61 años- el desafío de formar nuevas generaciones de enólogos también está presente y se logra con creces.

Una hija de esta casa de estudios de Guaymallén es Ana Puelles, licenciada en Enología, que no solo es egresada de allí, sino que hoy se desempeña en la función docente y está en permanente contacto con alumnos de todos los años a partir de la coordinación de la bodega escuela de la universidad, las actividades de extensión y la tutoría para la titulación de grado.

Para la docente, la Facultad de Ingeniería y Enología tiene su renombre y prestigio entre las bodegas, otras casas de estudio y profesionales. No solo a nivel local, a nivel nacional e internacional también a partir de los convenios con otras universidades y la doble titulación que puede tener los alumnos.

Ana Puelles y algunos de sus alumnos en la bodega de la Universidad Maza. - Instagram
Ana Puelles y algunos de sus alumnos en la bodega de la Universidad Maza. - Instagram

Para Ana Puelles, un gran desafío en una carrera como la enología es la constante evolución, lo que requiere una formación constante por parte de los docentes y profesionales. “Los mismos alumnos, sin querer, te van exigiendo también esas especializaciones. Como profesora estoy en continuo estudio, porque si no quedás afuera del sistema. Los chicos cuando van afuera también traen mucha información, las tesinas que presentan para ser licenciados también exigen ir estudiando con ellos los temas que van eligiendo, estar al tanto de las nuevas investigaciones”, explicó.

Al definir la enología, Puelles lo resumió en algunas simples palabras: “Es pasión y mucho estudio, mucha dedicación, esfuerzo y tiempo”. A eso, agregó: “No solo tenés que trabajar un montón en la época de vendimia, hay que seguir estudiando para trabajar con formas de elaboración distintas y estar a la altura de los avances de la enología y de los consumidores”.

El recuerdo de Oreglia

Como dice ella misma, Susana Balbo llegó casi de casualidad a estudiar a Rodeo del Medio y a la Facultad Don Bosco de Enología. Y desde una juvenil inconsciencia, escribió parte de la historia de la enología argentina al convertirse en la primera mujer en obtener el título de enóloga en el país.

“Hubo dos cosas de las que no tomaba consciencia mientras estudiaba”, rememoró la enóloga. Una de ellas era el haberse convertido en la primera en su género en la profesión.

Primero porque cuando empezamos a cursar éramos más de 30 alumnos, la mitad mujeres y la mitad hombres, de los que nos recibimos solo tres. No era consciente de que era la primera porque había otras mujeres que se recibieron después de mí, pero que comenzaron a cursar antes que yo”, reconoció Balbo.

Pero el mérito no solo se limita al precedente entre las mujeres, en su camada fue una de las más destacadas, al punto de ser la única de su año en recibir medalla de oro, algo que le valió una divertida anécdota con el propio Oreglia y la Policía.

“Cuando me tenían que dar la medalla de oro yo estaba de vacaciones con mis padres en las sierras de Córdoba y el Padre Oreglia me mandó a buscar con la Policía”, recordó entre risas.

La cuestión continuó con una muestra del compromiso de Oreglia con el estudio: “La Policía me vino a buscar a la casa diciendo que había una llamada urgente para mí. En ese momento no había celulares y desde el teléfono fijo llamé al Padre Oreglia. Recuerdo que me dijo: ‘Necesito que te vengas la semana que viene porque no has contestado para ir a la graduación’. Yo le dije que estaba de vacaciones con mis padres y él me dijo que era la única medalla de oro y que no podía no ir. Así que, obviamente viajamos con mi papá y mi mamá y fue una alegría enorme recibirme con esta distinción”, rememoró.

Preparados para hacer historia

Así como Susana Balbo hizo historia al ser la primera Enóloga egresada de Don Bosco, las mujeres que allí estudiaron siguen escribiendo las páginas de la vitivinicultura argentina. Como el caso de Ana Paula Bartolucci, quien se convirtió desde hace algunos años en la primera enóloga en formar parte del equipo de Chandon Argentina.

“El ser la primera mujer enóloga en Chandon me genera un orgullo enorme y me gusta resaltar el hecho de que nunca sentí un diferencial por ser mujer una industria dominada por los hombres. No me ha pasado en esta experiencia ni en toda mi carrera”, comentó Bartolucci.

A sus 30 años, la enóloga ya lleva casi cuatro en la bodega y cuenta con una importante experiencia en algunos otros establecimientos de Mendoza y vendimias en Sudáfrica y España. Aún está fresco el recuerdo de su paso por la Facultad Don Bosco, donde adquirió las bases de su carrera.

Por la cercanía a San Martín, su departamento de origen, la casa de estudios de Rodeo del Medio siempre fue su primera opción. “Algo muy lindo era por ejemplo cursar ‘Enología I’ y el libro era el mismo que había usado el Padre Oreglia. Sentía que estábamos en el lugar donde nació todo eso y lo hacíamos con la misma bibliografía, tomando esas mismas bases de la enología. Creo que el desafío ahora es saber acompañar con la tecnología esos mismos fundamentos que se vienen estudiando desde los primeros egresados hasta el día de hoy”, contó.

Y a esos primeros conocimientos que adquirió en la facultad, lo fue acompañando por una profunda curiosidad sobre su profesión, algo que la ha llevado hoy a ser parte de proyectos de innovación dentro de Chandon, como la creación de Apéritif, el primer producto de la compañía elaborado en nuestro país que se exporta a Europa y Estados Unidos.

“Yo creo que en Chandon se ha dado mi mayor crecimiento profesional y personal. Quizás porque se da en un momento de madurez en la vida en el que me ha tocado dar un salto en los dos aspectos. A medida que ha pasado el tiempo he ido teniendo más responsabilidades y desarrollos, sobre todo en lo que respecta a la innovación y nuevos productos”, expresó.

Para cerrar, la joven enóloga, que encontró en el mundo de la burbujas un espacio inexplorado para toda su creatividad y curiosidad, definió lo que significa para ella su profesión: “Si hay algo que amo es la transformación de la materia prima, entonces, para mí, la enología es eso: tomar la uva que sale de la naturaleza y hacer una transformación para que se exprese de la mejor manera. Eso es lo que me apasiona”.

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