Vino a la medida: las nuevas propuestas de envases que se afianzan en el mercado

Estas son las propuestas de envases más innovadoras.
Estas son las propuestas de envases más innovadoras.

Pouch, lata y botella de aluminio, son las propuestas más innovadoras que llegaron para quedarse y ya son una opción para consumidores inquietos.

Si hay algo que caracteriza a la industria del vino es su vitalidad y su incansable búsqueda de nuevos consumidores. Cuando pensamos en innovación, los perfiles más jóvenes, urbanos e inquietos son los primeros que se vienen a la cabeza, pero también es cierto que las propuestas que existen hoy buscan ir más allá y convencer por lo práctico, lo económico y también lo sustentable, cuestión que se ha vuelto una demanda en un mercado cada vez más exigente.

Hace diez años, hablar de lata, pouch o botella de aluminio para el envase de un vino era impensado. Sin embargo, en la actualidad, ya son realidad y se están instalando cada vez más en el mercado mundial como una alternativa que en todos los casos buscar mejorar la experiencia del consumidor.

En este sentido el packaging es una herramienta de innovación más que han sumado las bodegas a sus iniciativas con el objetivo de abarcar una mayor porción de mercado. Pero lo cierto es que cada uno de estos nuevos envases requiere de arduos estudios previos e inversiones importantes que muchas veces significan una apuesta con un resultado abierto. Ya que no es sencillo romper con la mirada tradicional de los clásicos tomadores de vino, rodeada por toda una cultura y una serie de rituales que hacen a beber y disfrutar de un buen vino.

Igualmente, es menester tener claro, que la botella de vidrio, el corcho y la copa, van a vivir eternamente ligadas al servicio del vino y que estas nuevas propuestas buscan sumar consumidores y no van en detrimento de lo que ya existe y tanto gusta.

En Mendoza, son muchas las bodegas que vienen marcando nuevos caminos en relación con el packaging. En los últimos días, salió a la luz una nueva innovación de Viña Las Perdices, se trata del primer Pouch Wine de Argentina, que llega en formato de 2250 ml con el Cabernet Franc, de la línea Chac Chac.

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“Se trata de un envase compuesto por una bolsa que se mantiene de pie por sí sola, ya que su forma pliega las capas que le dan resistencia y flexibilidad. Cuenta con un asa para su traslado integrada en la parte superior y una válvula de apertura en la parte inferior que facilita el servicio y evita derrames”, explicaron desde la bodega.

El pouch tiene beneficios tanto para el vino como para el consumidor. En relación con el primero, “la densidad de la bolsa protege al vino del contacto con la luz, preservando así sus cualidades; mientras que la válvula impide el contacto con el oxígeno y posibilita una mejor conservación una vez abierto”, explicó Gabriel Jiménez, encargado de la prensa y los contenidos de la bodega.

Y en cuanto al usuario su envase es más cómodo y práctico, ya que resiste los golpes y las caídas y cuida un poco el bolsillo, ya que su contenido es de 2250 ml., lo que equivale a 3 botellas y comprando el pouch el cliente se ahorra un 25%.

“Se trata de una propuesta afín al público de Viña Las Perdices, un público que se identifica con el perfil de sus vinos y también con las alternativas de formatos que promueven sustentabilidad y a la vez otorgan ventajas para el disfrute. El vino es el mismo que se presenta en botella, la innovación se da en el formato; tal como ocurre con la línea Reserva, que se encuentra disponible tanto en botella como también en Bag in box. Ahora la línea Chac Chac (proveniente de un terroir destacado como es Valle de Uco) encuentra en su Pouch Wine una alternativa para un vino que sus seguidores eligen desde un comienzo”, expresó Jiménez.

Otro de los packaging innovadores que vio la luz recientemente es la botella de aluminio que Familia Falasco lanzó al mercado con su vino Chenin Dulce de su línea Chacabuco. En presentación de 500 ml., la propuesta de la bodega es realmente inusual ya que permite la reutilización de la botella.

Nuestra botella de aluminio tiene un valor residual, ya que se puede seguir utilizando, de hecho, muchos la llevan al gimnasio o para hacer actividad física ya que el mismo envase permite que el líquido se enfríe más rápido y conserva la temperatura”, dijo Carlos Díaz, gerente de Relaciones Institucionales de la bodega.

Chenin Dulce de su línea Chacabuco.
Chenin Dulce de su línea Chacabuco.

Además, explicó que “la idea es buscar consumidores que se nos fueron de la industria de vino hacia la cerveza, consumidores ocasionales y además apuntamos a tener productos con bajo alcohol. En esa línea tenemos al Chenin dulce natural que tiene 7 grados. Apuntamos a personas que buscan cuidarse y que recurren más a los productos light.

Reutilización, sustentabilidad, portabilidad y cuidado del cuerpo son las principales virtudes de esta botella, que también es única en su especie en Argentina.

En ese sentido, el referente de Familia Falasco contó que la botella de aluminio ya les ha dado varias satisfacciones, no solo en la recepción por parte de los consumidores, sino además a nivel de reconocimientos internacionales.

“Recibimos el premio por diseño de producto por la botella de aluminio de la marca Chacabuco, en el Concurso IMDPA (International Metal Decorating & Packaging Association), el cual reconoce los logros de la industria mundial de la decoración y el envasado de metales, que se realiza en New York. Y también la fundación de la UNCuyo nos premió por innovación de producto por la botella de aluminio”.

Sobre lo complejo del proceso hasta llegar al resultado final Díaz no ahorró explicaciones para contar e esfuerzo que hizo la bodega: “la puesta a punto de la presentación nos llevó casi un año, el manejo de la estabilización del vino, ver la botella, la tapa rosca, encontrar los librajes correctos para que la tapa cierre como tiene que cerrar, fue todo un trabajo arduo que significó una inversión de arriba de los 900 mil euros. Creemos que es algo innovador para la industria, que nos lleva a que la gente se anime a consumir de nuevo el vino en un envase distinto y que genere un valor residual en el poder reutilizar la botella”, cerró.

La lata, una innovación que ya es un clásico

Juan Shamber, es gerente de Relaciones Institucionales de Finca Las Moras, una de las primeras bodegas en instalar la lata para su línea Dadá. “La lata es un envase que ha tenido éxito con muchas otras bebidas, en el caso del vino, nosotros apuntamos a la practicidad. Es mucho más fácil de llevar a cualquier lugar y sin necesidad de destapador ni vaso, en medio segundo podés estar tomando”.

Vino en lata.
Vino en lata.

Además, otro importante beneficio que tiene la lata según Schamber es “que tiene el tamaño de una porción personal, esa es otra de las grandes ventajas, ya que el consumidor no se ve obligado a abrir una botella, que sabe que quizás no la va a consumir en su totalidad”.

Sobre el éxito de la línea Dadá en lata, explicó que “afortunadamente el vino en lata en la Argentina va instalándose y si bien nosotros somos pioneros, muchas otras bodegas ya se han sumado y esto nos beneficia a todos ya que se crea una nueva categoría en lo que es la vitivinicultura argentina y eso es para celebrarlo”.

Estos son solo tres casos testigo de lo que la industria vitivinícola viene generando para apuntalarse en el mercado de las bebidas y no perderle pisada a los destilados y la cerveza. Esfuerzos que de ninguna manera buscan quitarle espacio a la clásica botella y corcho, “no todos los vinos se pueden envasar en aluminio, primero hay que ver la estabilidad del vino, es decir cómo se comporta adentro de la botella, no es lo mismo el vidrio que el aluminio y fundamentalmente estos envases no son para vinos de guarda, están apuntados a vinos jóvenes, frescos, frutados”, explicó Díaz, de Familia Falasco.

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