Más sobre Rivadavia, vergel de viñedos y desarrollo vitivinícola

La reconocida bodega Catena Zapata.
La reconocida bodega Catena Zapata.

En esta segunda parte continuamos contando la historia de aquellos europeos que llegaron a nuestras tierras dispuestos a trabajar. Muchos de ellos eligieron el departamento de Rivadavia y allí se instalaron, convirtiéndose en grandes vitivinicultores.

Ya contamos en el artículo anterior la vida y obra de los Gargantini y los Tittarelli. Hoy le toca el turno a las familias Catena, Lanzarini, Falasco y Carbonero Impellizieri.

Domingo Vicente Catena (1910-1985)

Fue el hijo mayor de Nicolás Catena, un inmigrante italiano nacido en Belforte, provincia de Macerata en 1884. Don Nicolás Catena llegó al Río De La Plata en el año 1901 y se radicó en la provincia de Santa Fe. Pasó en el año 1909 a Mendoza y de allí al departamento de Rivadavia, en el distrito La Libertad, donde adquirió una propiedad de 55 hectáreas en la que plantó sus viñas y edificó su bodega, formando el moderno establecimiento vitivinícola “La Marchigiana”. Sus más eficaces colaboradores fueron sus hijos Domingo Vicente, Emilio Julio y Alfredo.

Domingo Vicente nació en Rivadavia 1910 y murió en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1985.

En el año 1935 contrajo matrimonio con María Angélica Zapata, unión de la cual nacieron sus hijos: Silvia Ana, Domingo Nicolás, Jorge Armando y María Angélica. Su esposa fue una educadora de profesión y quién tendría una influencia fundamental en el espíritu de superación y de trabajo qué caracterizó a su familia. El 4 de diciembre de 1959 Domingo Vicente perdió en un accidente automovilístico a su esposa y a su padre.

Don Domingo, desde muy joven, se integró a las actividades de la empresa creada por su padre. En poco tiempo, convirtió su bodega en una de las más pujantes del departamento de Rivadavia, aportando a la vitivinicultura de Mendoza y San Juan. La empresa Catena fue la más importante vendedora de vinos a granel del país.

Domingo Vicente Catena.
Domingo Vicente Catena.

Sin embargo no solo fue un notable empresario, fue esencialmente un filántropo que supo auxiliar generosamente a todos aquellos necesitados que le requirieron su ayuda. Silenciosamente, y sin ningún tipo de ostentación, contribuyó con las instituciones de bien público: con terrenos para escuelas, salas de primeros auxilios, capillas religiosas, clubes sociales y deportivos, destacamentos policiales, copas de leche para escuelas, becas para estudiantes, centro de jubilados, bibliotecas populares… y otras tantas obras registradas en la memoria de un hombre sencillo y sensible. Desde su banca de concejal propuso la creación de un hogar de ancianos.

Domingo Nicolás Catena, hijo de Don Domingo, supo desarrollar con creces la labor incipiente que construyó su padre.

El apellido Catena Zapata ha logrado en la actualidad una amplia proyección mundial por la calidad de sus vinos. Su excelencia es orgullo nacional, los extensos viñedos y sus grandes bodegas ya forman parte de ese mundo vitivinícola que comenzó en un pueblo y voló alto.

Este año obtuvo un nuevo reconocimiento por tercer año consecutivo en la marca de vinos más admirada de Sudamérica. La bodega lujanina se ubicó como la tercera del listado de “The World’s Most Admired Wine Brands’' realizada por Drinks International.

Leonardo Lanzarini

Oriundo de Módena, Italia, Leonardo Lanzarini llegó a Mendoza alrededor de 1905 y se estableció en Rivadavia, donde un compatriota, Don Gargantini, le tendió una mano. En 1936 adquirió una bodega donde comenzó elaborar sus propios vinos, logrando un altísimo prestigio con ellos en su zona. Desde 1993 la familia Lanzarini inició un proceso de selección de variedades y aplicación de nuevas tecnologías de elaboración para obtener la mayor variación varietal de sus vinos.

La Ramada es el antiguo nombre del lugar donde la familia se estableció a orillas del caudaloso río Tunuyán. Tierras aluviales franco arcillosas, donde las uvas llegan a la plenitud de su maduración. Así nacieron sus vinos:

“Montecepa”: que significa vides de montaña implantada a los pies de los Andes e irrigadas por agua del deshielo de las más pura nieve de la Cordillera.

“Magneta”: hace sentir el magnetismo de los Andes en concentración y sabor. Desde que ingresan a la bodega son tratadas en forma preferencial y termina su estadía en barricas de roble francés

“Sediento”: es un vino para compartir cada día en familia, joven fresco y frutal.

Familia Lanzarini.
Familia Lanzarini.

Actualmente la empresa es conducida por Don Leonardo Carlos Lanzarini y la calidad de sus vinos está custodiada por sus hijos en toda la cadena. Su hijo mayor José Luis, contador público nacional, fue por diez años Presidente del Fondo Vitivinícola de Mendoza, entidad pública no estatal donde participa la mayoría de las cámaras empresarias de Mendoza. Su misión es administrar la Ley 6.216 del Acuerdo Mendoza - San Juan y destinar los recursos a la promoción del vino en la Argentina. Dicho cargo es ad honorem.

Actualmente dicha firma está exportando a Hong Kong, USA, Bélgica y Brasil.

Estás fotografías de memorias nos llevan a un tiempo de futuro que se hace presente con sus desafíos y proyectos renovados.

El hoy rivadaviense se ha transformado en jóvenes emprendedores que con el tiempo fueron haciéndose importantes, fueron haciendo camino en su andar entre los viñedos exuberantes de tierras fértiles y trabajo arduo.

Jorge Falasco, su historia familiar

Todo comenzó en el año 1939, cuando un inmigrante italiano, Don Octavio Rufino Falasco, del Piamonte, Italia, desembarcó en Buenos Aires sin saber el idioma y en su mano una pequeña valija.

Con el correr del tiempo tomó un tren y arribó a Chacabuco, provincia de Buenos Aires y es allí donde comenzó la aventura de vender vinos.

Aroldo Santos Falasco (segunda generación) hijo de Don Octavio, es quién comenzó con su bicicleta a vender vino de local en local.

En los años 70 se instaló en Los Campamentos, Rivadavia, con la bodega Don Octavio Falasco e Hijos y continuando con la planta fraccionadora de Chacabuco.

Así llegan los hijos: Haroldo Octavio y Jorge Daniel (tercera generación) para continuar el negocio familiar.

Aroldo y Jorge Falasco.
Aroldo y Jorge Falasco.

En la década del 80, a raíz de la Ley de Fraccionamiento en Origen, dejó Chacabuco, y es allí donde Aroldo tomó la iniciativa de comprar en San Martín, Mendoza, la bodega que hoy es Bodega Los Haroldos y en junio de 1994, junto a su hijo mayor Jorge, compraron la firma Aitor Ider Balbo.

Jorge es quién, impulsado por su pasión por la industria del vino y con su gran visión empresarial, entró en el mercado de los vinos finos con mención varietal.

Hoy Familia Falasco es una de las tres bodegas más importantes y relevantes de Argentina y una de las de mayor tecnología; exportando a más de 35 países y con un gran volumen de venta en el mercado interno.

Es aquí donde la cuarta generación toma protagonismo llamando a esto Falasco Wines, creada en el 2015 para vinos de alta gama.

Jorge Falasco falleció el 28 de mayo 2021 y son hoy su esposa e hijos quienes conducen los caminos de esta importante empresa. El legado ha comenzado y la herencia generacional también.

Familia Carbonero Impellizieri

Desde 1930 Don Cayetano Winery es un centro de negocio de Grupo Don Cayetano, una compañía familiar que se enfoca en la elaboración de vinos de alta calidad desde sus propios viñedos.

La bodega familiar actualmente se especializa en la producción de uvas de alta calidad enológica y la elaboración de vino con la última tecnología disponible, así como en exportaciones a granel. Tiene 300 hectáreas de viñedos en producción y una capacidad de almacenamiento de 5 millones de litros. Certificaciones de normas de calidad, como Vegan, BPM y HACCP muestran el compromiso para una producción de calidad.

Emanuel Carbonero.
Emanuel Carbonero.

Actualmente el Grupo Don Cayetano adquirió la antigua Bodega Gargantini y comenzó su restauración. Cabe recordar que se trata de una de las piezas más importantes de la historia de la vitivinicultura argentina y que en la década de 1950 era la bodega con el paño de viñedo adyacente más grande del mundo.

Un vino nunca está en un territorio por casualidad

Forma parte de un sistema productivo, porque históricamente es parte cotidiana de las personas.

Quien compra vino compra un pedazo de historia y cultura y es por eso que nuestros productos -no solo de esta región sino de toda Mendoza- son tan apreciados en el exterior.

El vino se distingue por las leyendas que lo circundan, la magia que lo encierra y esa magia se hace eco en las palabras de los poetas.

El gran Jorge Luis Borges en su “Soneto del vino” alza su voz rutilante en sus tercetos:

En la noche del júbilo o en la jornada adversa

exalta la alegría o mitiga el espanto

y el ditirambo nuevo que este día le canto

Otrora lo cantaron el árabe y el persa.

Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia

como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.

María Sandra Cané de Muzzino, autora de la nota.
María Sandra Cané de Muzzino, autora de la nota.

Nuestro poeta mendocino Fernando Lorenzo, señor de la humildad e inteligencia, en su poesía “Uva mora, uva blanca”, así declama:

Uva mora, uva blanca,

uva loca, uva

domesticada y desgarrada

con pasión y con aire,

¿nunca te cansas?

Uva de campo a campo,

de casa en casa,

mora, rosa, blanca y loca

¿nunca te cansas?

Vienes y te entregas

como el trofeo de la sed

o la gloria del poeta..

Y en botellas hermosas

como niños vuelven los mendocinos

a venerar tu nombre.

El ritmo de los poemas unido a la música, va hipnotizando al lector al lograr que el mensaje, sea escuchado o leído, arrebata un ansia de trascendencia.

Sirva este trabajo para rendir honor a mi esposo, Doctor Rubén José Muzzino, bioquímico, quien junto con su socio Dr. Eddie Oscar Gianoglio llegaron a Rivadavia y sin saber de vitivinicultura emprendieron el desafío de levantar parrales y construir una bodega para la elaboración de vinos. Fueron secundados en esta meta por el maestro Ángel Máximo Durigutti, tercer socio.

Rubén falleció muy joven, la sociedad se disolvió. Así yo, su esposa María Sandra Cané junto con mis tres hijos, Silvana, Gabriela y Leonardo dirigimos hasta la fecha la conducción de la finca mayor en San Martín.

Bibliografía: archivos, diarios, revistas y testimonios orales de Enrique Pizzuto, Luis Pacífico Tittarelli, José Luis Lanzarini, Silvia Pedro de Catena, Laura Vila de Falasco, Emmanuel Carbonero

La autora es Profesora de Lengua, Literatura Española y Latín y Socia de A.MU.V.A..

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“Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes”.

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