Qué distingue a la uva Syrah y cuáles son sus particularidades

Una cosecha de uva Syrah en Finca del Inca, Barrancas, Maipú. (Foto: Ignacio Blanco).
Una cosecha de uva Syrah en Finca del Inca, Barrancas, Maipú. (Foto: Ignacio Blanco).

El 16 de febrero es el día internacional de esta cepa que otorga vinos distinguidos. Cómo reconocerla.

Este 16 de febrero se celebra el Día Internacional del Syrah, una cepa francesa muy noble, resistente a diversos tipos de suelo y que es capaz de brindar un vino de gran calidad y diversidad.

La cepa plantada en la mayoría de las regiones vitivinícolas es una de las más antiguas del mundo. En un momento se creía que el origen era el antiguo Imperio Persa, asociado a cuestiones mitológicas. Sin embargo, un estudio desarrollado por la Universidad de Davis y Montpellier en el año 1998 determinó que su origen era Francia y se dio producto de la cruza de otras dos especies de esa zona: la Dureza (tinta) y la Mondeuse Blanche (blanca).

Hoy en día se destaca gracias a los vinos Hermitage, en el Ródano (Francia), y de Siracusa en Sicilia (Italia). Sin embargo, es sembrada en todo el mundo. Australia también tiene una gran participación en su producción.

En Argentina, el último informe del Instituto Nacional Vitivinícola sobre este varietal especificó que se comercializaron durante 2020 unos 241.711 hectolitros. De ese total, el 65% es utilizado en vinos monovarietales. El resto se usa como corte.

Una cosecha de uva Syrah en Finca del Inca, Barrancas, Maipú. (Foto: Ignacio Blanco).
Una cosecha de uva Syrah en Finca del Inca, Barrancas, Maipú. (Foto: Ignacio Blanco).

Cómo es la uva

Las características ampelográficas (la ampelografía es la rama de la botánica que estudia las vides) distinguen a este tipo de uva haciéndola reconocible. Su hoja es trilobada con su lóbulo central plano o plegado a los laterales doblados hacia arriba. Tiene lanosidad o telaraña abundante en la corteza de la uva, dientes grandes en la punta y seno peciolar (unión de tallo y hoja) en “U:”.

Un racimo de la cepa Syrah

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Un racimo de la cepa Syrah Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

La uva es tinta, negra casi azulada y su pulpa es blanda. Tiene un racimo cónico y alargado. Tanto que a veces se ve de forma cilíndrica. En el proceso de madurez, la uva tiene un marchitamiento precoz y una tendencia hacia la deshidratación.

Es una uva, sin embargo, muy adaptable a distintos tipos de climas. Aquellos más calurosos potencia los aromas a frutas del bosque como moras. Los climas más templados le otorgan aromas a hierbas y frutas negras.

La semilla concentra cerca del 75% del total de los taninos de la uva, por lo que su exposición podría brindar vinos muy potentes y aptos para la guarda en madera.

Por último, más allá de su adaptabilidad, es una cepa muy proclive a ser infectada con el decaimiento de la vid, que afecta a la totalidad de la planta y puede provocar la muerte del fruto. La uva también es vulnerable a la botritis.

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